HISTORIA SANGRIENTA
En relación con el aniversario del genocidio de Joyalí, se celebra una ceremonia de conmemoración frente al monumento "Grito de alma de Madre"
Bakú, 26 de febrero, AZERTAC
El 26 de febrero, con motivo del 29º aniversario de una de las tragedias más terribles de nuestra historia moderna, el genocidio de Joyalí, la gente visitó el monumento "Grito de alma de Madre" erigido en el distrito de Jatai.
Las emociones son diferentes en esta ceremonia de conmemoración. Como resultado de la gran victoria en la guerra de 44 días, la liberación de Karabaj de la ocupación, vengamos la sangre derramada por nuestros mártires, por el genocidio de Joyalí.
En una entrevista a AZERTAC los participantes de la ceremonia expresaron su profundo odio a los fascistas armenios que cometieron este horrible crimen, señalaron que los organizadores y autores del genocidio se enfrentarán a la justicia, el castigo será merecido.
Esta ceremonia, cuyo objetivo es honrar la memoria de las víctimas del genocidio de Joyalí e informar a la comunidad internacional sobre este horrendo crimen cometido por los fascistas armenios contra la humanidad, demuestra que nuestro pueblo nunca olvidará esta tragedia.
Cabe destacar que la ocupación de Joyalí, que fue la tragedia más grave de la Primera Guerra de Karabaj, fue uno de los crímenes más graves contra la población civil durante las décadas de agresión de Armenia contra Azerbaiyán.
Antes del conflicto, la población de esta ciudad, situada en la región de Nagorno-Karabaj de Azerbaiyán, era de 7.000 habitantes. Desde octubre de 1991, Joyalí, que estaba completamente rodeada por las fuerzas armadas armenias, fue objeto de ataques masivos de artillería, y en la noche del 25 al 26 de febrero de 1992, con la ayuda del 366º regimiento de rifles motorizados de la antigua URSS, las fuerzas armadas armenias llevaron a cabo la captura de este asentamiento. Tras destruir completamente Joyalí, los invasores cometieron con especial crueldad la masacre de su población civil.
Como resultado del genocidio de Joyalí, 5.379 habitantes de la ciudad fueron expulsados violentamente, 1.275 fueron tomados como rehenes (el destino de 150 de ellos, incluyendo 68 mujeres y 26 niños, aún se desconoce), 487 personas fueron heridas, 8 familias fueron totalmente exterminadas, 130 niños perdieron a uno y 25 niños perdieron a ambos padres, 613 personas, incluyendo 63 niños, 106 mujeres y 70 ancianos fueron brutalmente asesinados.
Todos los hechos disponibles de los trágicos acontecimientos de Joyalí demuestran claramente que los crímenes cometidos en esa ciudad azerbaiyana no fueron un mero acto accidental, sino que formaban parte de la política de violencia sistemática de Armenia. El asesinato selectivo de civiles en Joyalí fue un crimen cometido sobre la base de la política de odio étnico y racial hacia los azerbaiyanos propagada a nivel estatal en Armenia, cuyo objetivo es la matanza intencionada de civiles por el único motivo de su etnia.
El genocidio de Joyalí y otros crímenes de guerra cometidos por Armenia durante su agresión contra la República de Azerbaiyán constituyen crímenes contra la paz y la humanidad, así como graves violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, en particular los Convenios de Ginebra de 1949, la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.
En la actualidad, los órganos legislativos nacionales de 17 países, así como 23 estados de Estados Unidos, han adoptado resoluciones y decisiones que condenan la masacre de civiles en Joyalí y la califican de crimen contra la humanidad. El genocidio cometido en Joyalí también se condena enérgicamente en las resoluciones y declaraciones de la Organización de Cooperación Islámica y del Consejo de Cooperación de Estados de Lengua Turca.
En su sentencia del 22 de abril de 2010, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos llegó a una importante conclusión con respecto al genocidio de Joyalí, calificando el comportamiento de los implicados en el crimen como "actos de especial gravedad equivalentes a crímenes de guerra o crímenes contra la humanidad".
Además de la responsabilidad de la República de Armenia por sus actividades contrarias al derecho internacional, los actos cometidos en el contexto del conflicto armado, incluido el de Joyalí, se consideran delitos penales internacionales según el derecho penal internacional consuetudinario y convencional. Los individuos implicados en estos actos, así como sus cómplices y partidarios, también son considerados personalmente responsables. Sin embargo, hasta la fecha no se ha responsabilizado penalmente a ninguna persona de Armenia que haya participado directamente en el genocidio de Joyalí y en otros numerosos crímenes de guerra contra la humanidad similares.
En una entrevista con el periodista británico Thomas de Waal, el ex ministro de Defensa y posterior presidente de Armenia, Serzh Sargsyan, admitió abiertamente lo que había hecho, afirmando cínicamente: "Antes de Joyalí, los azerbaiyanos pensaban que estábamos bromeando con ellos. Pensaban que los armenios eran un pueblo que no podía levantar la mano contra la población civil. Conseguimos romper este [estereotipo]". (Thomas de Waal. Jardín Negro: Armenia y Azerbaiyán entre la paz y la guerra. Moscú, Texto, 2005, p. 152).