CULTURA
Iglesias de Chiloé de Chile- un ejemplo único de la arquitectura religiosa en Latinoamérica
Bakú, 25 de mayo, AZERTAC
Construidas enteramente de madera, las iglesias de Chiloé constituyen un ejemplo único de la arquitectura religiosa en Latinoamérica. Son representativas de una tradición arquitectónica iniciada por los predicadores itinerantes jesuitas en los siglos XVII y XVIII. Tras haber sido continuada y enriquecida por los franciscanos en el siglo XIX, esa tradición perdura todavía en nuestros días.
Además de ilustrar la riqueza cultural del archipiélago de Chiloé, estas iglesias atestiguan la lograda fusión de la cultura y las técnicas indígenas con las europeas, la perfecta armonización de su arquitectura con el paisaje y al entorno físico, y la perdurable continuidad de los valores espirituales las comunidades isleñas.
En el archipiélago de Chiloé, frente a la costa de Chile, hay unas 70 iglesias construidas en el marco de una "Misión Circular" introducida por los jesuitas en el siglo XVII y continuada por los franciscanos en los siglos XVIII y XIX. Los ejemplos más excepcionales de esta forma única de arquitectura eclesiástica en madera (la llamada Escuela Chilota de arquitectura) son las iglesias de Achao, Quinchao, Castro, Rilán, Nercón, Aldachildo, Ichuac, Detif, Vilupulli, Chonchi, Tenaún, Colo, San Juan, Dalcahue, Chellín y Caguach. Estas dieciséis iglesias son ejemplos destacados de la exitosa fusión de las tradiciones culturales europeas e indígenas. Las habilidades de los chilotes como constructores alcanzaron su máxima expresión en estas iglesias de madera, donde campesinos, pescadores y marineros exhibieron una gran pericia en el manejo del material más abundante en este entorno, la madera. Junto con las iglesias, la cultura mestiza resultante de las actividades misioneras de los jesuitas ha sobrevivido hasta nuestros días.
Este aislado archipiélago fue colonizado por los españoles a mediados del siglo XVI. Los jesuitas, que llegaron en 1608, utilizaron un sistema de misiones circulantes en su evangelización de la zona: los grupos religiosos realizaban giras anuales por el archipiélago, permaneciendo unos días en lugares donde se erigían iglesias conjuntamente con las comunidades de creyentes. El resto del año, un laico especialmente formado atendía las necesidades espirituales de los habitantes. Las técnicas de construcción y la arquitectura de las iglesias de Chiloé son específicas de este lugar: La experiencia europea fue adaptada y reformulada, dando lugar a una tradición vernácula, sustentada en una gran cantidad y variedad de testimonios que aún están en uso. Junto con la cultura del archipiélago, estas iglesias son el resultado de un rico y extenso diálogo e interacción intercultural.
Además de su diseño arquitectónico básico (fachada de torre, planta basilical y techo abovedado), estas dieciséis iglesias son significativas por su material de construcción, sus sistemas constructivos y la pericia demostrada por los carpinteros chilotes, así como por su decoración interior, especialmente los colores tradicionales y las imágenes religiosas. Las iglesias se distinguen por una tradición indígena de construcción en madera fuertemente influenciada por las técnicas de construcción de barcos, como muestran las formas y las uniones de las estructuras de las torres y los tejados. La orientación y ubicación de las iglesias es deliberada: construidas según las exigencias del mar, se dispusieron en colinas para ser vistas por los navegantes y evitar las inundaciones. Sus explanadas asociadas siguen siendo componentes importantes: encarnan la comunicación con el mar; son los escenarios de las fiestas religiosas; e incluso las que se han transformado en plazas formales siguen evocando la llegada de los misioneros durante su misión de circulación. Las prácticas devocionales y comunitarias, las fiestas religiosas y las actividades grupales de apoyo como la minga (trabajo comunitario no remunerado) son componentes clave de los valores intangibles de la relación entre las comunidades y las iglesias. También es importante el subsuelo de las iglesias, que un día puede revelar información sobre la relación entre las ubicaciones de las iglesias y los sitios rituales indígenas prehispánicos.
Las iglesias de Chiloé son ejemplos destacados de la exitosa fusión de las tradiciones culturales europeas e indígenas para producir una forma única de arquitectura de madera.
Según AZERTAC, las iglesias de Chiloé presentan un alto grado de autenticidad en cuanto a sus formas y diseños, materiales y sustancias, y ubicaciones y entornos. Sus formas arquitectónicas, materiales y sistemas constructivos constituyen el cenit de una evolución tipológica, y se han conservado sin cambios sustanciales. También se ha conservado su función como lugares de culto. Las intervenciones han conservado toda la riqueza de las tipologías de conexiones, juntas y herrajes; se ha recuperado y aplicado la tecnología de la época y se han descubierto combinaciones excepcionales de conexiones de carácter profundamente local y singular. Se han mantenido las tradiciones, las técnicas y los sistemas de gestión, así como las condiciones esenciales de los yacimientos. Las recientes restauraciones han influido en una importante reflexión sobre el papel del patrimonio inmaterial.
Las iglesias de Chiloé presentan un delicado equilibrio de factores sociales, ambientales, físicos y espirituales. Es el valor espiritual inherente a estas dieciséis iglesias lo que da lugar a la complejidad de su conservación. No se trata de una simple reparación de edificios; el reto es mucho mayor, y en ese reto está en juego el significado mismo del esfuerzo patrimonial.