MUNDO
La sonda china aterriza en Marte
Pekín, 16 de mayo, AZERTAC
El módulo de aterrizaje que transporta el primer explorador chino en Marte ha aterrizado con éxito en el planeta rojo en la madrugada del sábado, hora de Pekín, informa AZERTAC.
Es la primera vez que China aterriza una sonda en un planeta distinto a la Tierra.
Tianwen-1, compuesto por un orbitador, un módulo de aterrizaje y un rover, fue lanzado desde el Sitio de Lanzamiento de Naves Espaciales de Wenchang, en la costa de la provincia insular de Hainan, al sur de China, el 23 de julio de 2020. Se trata del primer paso en la exploración planetaria del sistema solar por parte de China, con el objetivo de completar el orbitaje, el aterrizaje y la itinerancia en el planeta rojo en una sola misión.
El nombre Tianwen, que significa "Preguntas al Cielo", procede de un poema escrito por el antiguo poeta chino Qu Yuan (alrededor de 340-278 a.C.). El primer explorador chino de Marte se llama Zhu Rong, en honor al dios del fuego de la antigua mitología china, que coincide con el nombre chino del planeta rojo: Huoxing (el planeta del fuego).
La nave entró en la órbita de Marte en febrero, tras un viaje de casi siete meses por el espacio, y pasó más de dos meses estudiando posibles lugares de aterrizaje.
En las primeras horas del sábado, la nave comenzó a descender de su órbita de estacionamiento, y la cápsula de entrada que contenía el módulo de aterrizaje y el rover se separó del orbitador alrededor de las 4 de la mañana.
Después de volar durante unas tres horas, la cápsula de entrada se precipitó hacia el planeta rojo y entró en la atmósfera de Marte a una altura de 125 km, iniciando la fase más arriesgada de toda la misión.
En primer lugar, la forma aerodinámica especialmente diseñada de la cápsula de entrada se desaceleró con la fricción de la atmósfera marciana. Cuando la velocidad de la nave se redujo de 4,8 km por segundo a unos 460 metros por segundo, se desplegó un enorme paracaídas que cubría una superficie de unos 200 metros cuadrados para seguir reduciendo la velocidad a menos de 100 metros por segundo.
A continuación, el paracaídas y el escudo exterior de la nave se desprendieron, dejando al descubierto el módulo de aterrizaje y el rover, y se disparó el retrocohete del módulo de aterrizaje para reducir aún más la velocidad de la nave hasta casi cero.
A unos 100 metros por encima de la superficie marciana, la nave planeó para identificar los obstáculos y medir las pendientes de la superficie. Evitando los obstáculos, seleccionó una zona relativamente plana y descendió lentamente, tocando tierra de forma segura con sus cuatro patas amortiguadoras.
La caída en picado de la nave a través de la atmósfera marciana, que duró unos nueve minutos, fue extremadamente complicada, sin control en tierra, y tuvo que ser realizada por la nave de forma autónoma, señaló Geng Yan, funcionario del Centro de Programa Espacial y Exploración Lunar de la CNSA.
"Cada paso tenía una sola oportunidad, y las acciones estaban estrechamente vinculadas. Si hubiera habido algún fallo, el aterrizaje habría fracasado", añadió Geng.