POLÍTICA
La carta del Canciller de Azerbaiyán a Antonio Guterres se distribuye como documento de la Asamblea General de la ONU y del Consejo de Seguridad
Bakú, 10 de marzo, AZERTAC
La carta del ministro de Asuntos Exteriores de Azerbaiyán, Jeyhun Bayramov, en relación con la identificación de nuevas fosas comunes en la aldea Edilli del distrito de Khojavand y en el territorio de la ciudad de Fuzuli, enviada al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha sido distribuida como documento de la Asamblea General de la ONU y del Consejo de Seguridad.
Según AZERTAC la carta dice:
"Con referencia a mi carta anterior del 4 de mayo de 2021, a la luz de las nuevas pruebas adquiridas por las autoridades pertinentes de la República de Azerbaiyán, me dirijo a usted para llamar una vez más la atención sobre la cuestión de aclarar el paradero de cerca de 4.000 personas azerbaiyanas desaparecidas.
Como resultado de la operación de búsqueda y de las medidas de investigación, se han identificado nuevas fosas comunes en el pueblo de Edilli del distrito de Khojavend de Azerbaiyán y en el territorio de la ciudad de Fuzuli sobre la base de los testimonios de los testigos presenciales. Los restos, que presumiblemente pertenecen a seis o siete azerbaiyanos desaparecidos desde principios de la década de 1990, han sido exhumados y recogidos por el equipo de investigación para su posterior examen médico y pruebas genéticas.
Los civiles y militares azerbaiyanos que lograron sobrevivir al cautiverio armenio confirmaron en sus testimonios que los cuerpos de decenas de azerbaiyanos habían sido trasladados en camiones militares y enterrados en fosas comunes en las zonas mencionadas, tras haber sido sometidos a torturas, tratos degradantes y otros tratos inhumanos, y posteriores ejecuciones arbitrarias y extrajudiciales.
Sobre la base de los testimonios de los testigos presenciales y de otros materiales de investigación, las autoridades pertinentes suponen que los restos encontrados representan sólo una pequeña parte de los que habían sido enterrados en dichas zonas y, en consecuencia, actualmente se están llevando a cabo operaciones de búsqueda para localizar los demás lugares de enterramiento.
El hecho de que los propios prisioneros de guerra y civiles cautivos azerbaiyanos hayan sido obligados a trasladar y enterrar en masa los cuerpos habla de la gravedad y brutalidad de los crímenes cometidos por las fuerzas armadas de Armenia, sus agentes y subordinados. Además de los tratos crueles y las torturas que condujeron a la muerte de decenas de prisioneros de guerra y rehenes civiles, los perpetradores también cometieron otros graves crímenes de guerra al no asegurarse de que los muertos fueran enterrados de forma honorable, de que sus tumbas fueran respetadas y mantenidas adecuadamente, y de que estuvieran marcadas como estipula el derecho internacional humanitario.
En medio de estas crecientes evidencias, los perpetradores siguen gozando de impunidad, ya que hasta ahora Armenia no ha dado ningún paso hacia la investigación de los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad cometidos por sus agentes y subordinados. Es igualmente preocupante que, a pesar de los constantes llamamientos de Azerbaiyán y de una serie de discusiones con la parte armenia, incluso al más alto nivel, este país trate de eludir la cooperación en el suministro de información sobre la ubicación de los lugares de enterramiento, las fosas comunes o cualquier otra información similar que ayude a esclarecer el paradero de las personas azerbaiyanas desaparecidas.
Dada la extrema importancia de abordar la cuestión de las personas desaparecidas para el Estado de derecho, la justicia, así como la normalización y la reconciliación tras el conflicto, el firme compromiso de la comunidad internacional es, por tanto, vital.
Aclarar el paradero de todas las personas desaparecidas y la plena rendición de cuentas por las graves violaciones del derecho internacional humanitario cometidas contra ellas son elementos esenciales para lograr una reconciliación duradera tras un conflicto sangriento.
Garantizar la justicia no es sólo retributivo, sino también preventivo, ya que sirve para que no se repitan fechorías similares y ayuda a ambos países y a su población a vivir en una vecindad pacífica y estable.
Con el fin del conflicto, ya es hora de que Armenia cumpla con sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario y adopte medidas prácticas para arrojar luz sobre las oscuras páginas de su agresión armada contra Azerbaiyán y coopere con vistas a eliminar sus duras consecuencias.
Partiendo de este entendimiento, me dirijo a usted una vez más con la petición de instar a Armenia a que comparta toda la información de que disponga para aclarar el destino de miles de personas desaparecidas desde principios de los años noventa. Es necesario dar pasos consistentes en esta dirección, no sólo en términos de responsabilidad compartida para el estado de derecho y la justicia, sino también para llevar adelante la agenda de normalización post-conflicto en la región."