SOCIEDAD
António Guterres: "La crisis provocada por el COVID-19 ha afectado a las mujeres más"
Bakú, 6 de marzo, AZERTAC
Mientras el mundo celebra el Día Internacional de la Mujer en medio de una pandemia mundial, una cosa está clara: la crisis provocada por el COVID-19 tiene rostro de mujer. Como informa AZERTAC, esto es lo que escribió el secretario general de la ONU, António Guterres, en su artículo "Crisis con rostro de mujer" con motivo del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo.
En el artículo, el secretario general escribe: "En una pandemia, las ya graves desigualdades a las que se enfrentan las mujeres y las niñas se intensifican, socavando años de progreso hacia la igualdad de género.
Hay más mujeres que hombres en los sectores más afectados por la pandemia. Las mujeres constituyen la mayoría de los trabajadores que prestan servicios esenciales, muchas de ellas víctimas de la marginación racial y étnica y en la parte inferior de la escala económica.
Las mujeres representan el 24% de la población y son más vulnerables a la pérdida de empleo y a la caída de los ingresos. La ya amplia brecha salarial entre hombres y mujeres ha aumentado, incluso en la atención sanitaria.
El trabajo de cuidados no remunerado ha aumentado considerablemente debido a la introducción de regímenes de autoaislamiento y al cierre de escuelas y guarderías. Es posible que millones de niñas no vuelvan nunca a la escuela. Las madres -sobre todo las solteras- se han visto en circunstancias extremadamente precarias y se han enfrentado a una sensación de ansiedad aguda.
La aparición de la pandemia también ha desencadenado una epidemia paralela de violencia contra las mujeres en todo el mundo, con tasas disparadas de violencia doméstica, tráfico de personas, explotación sexual y matrimonios precoces.
Al mismo tiempo, a pesar de que las mujeres constituyen la mayoría de los proveedores de atención sanitaria, un estudio reciente reveló que sólo el 3,5% de los grupos de discusión de COVID-19 tienen una representación equitativa de hombres y mujeres. En la cobertura informativa mundial de la pandemia, las mujeres actuaron como fuentes expertas sólo en uno de cada cinco casos.
Todos estos hechos de aislamiento son en sí mismos indicativos de una emergencia. El mundo necesita un nuevo impulso para apoyar el liderazgo y la participación igualitaria de las mujeres. Y está claro que la acción para hacerlo beneficiará a todos.
En la lucha contra el COVID-19, quedó claro el poder y la eficacia del liderazgo de las mujeres. En el último año, los países con mujeres líderes han visto menos transmisiones y suelen tener un mejor entorno para la recuperación. Las organizaciones de mujeres están cubriendo lagunas críticas en la prestación de servicios e información que salvan vidas, especialmente a nivel local.
En general, cuando las mujeres dirigen el gobierno, se destina más dinero a la protección social y se hacen mayores esfuerzos para luchar contra la pobreza. Cuando las mujeres están representadas en el parlamento, los países aplican políticas más estrictas sobre el cambio climático. Cuando las mujeres participan en las negociaciones de paz, los acuerdos son más duraderos.
Sin embargo, las mujeres sólo representan una cuarta parte de los legisladores nacionales, un tercio de los gobiernos locales y apenas una quinta parte de los ministros. Al ritmo actual, no será posible alcanzar la paridad de género en las legislaturas nacionales antes de 2063. Se necesitará más de un siglo para lograr la paridad entre los jefes de gobierno.
Para mejorar la situación en el futuro, hay que corregir el desequilibrio de poder que se ha producido. Las mujeres tienen la misma voz en las decisiones que afectan a sus vidas. Estoy orgulloso de que las Naciones Unidas hayan logrado la paridad de género en el liderazgo.
La recuperación de la pandemia es nuestra oportunidad de abrir un nuevo camino basado en la igualdad. Los paquetes de apoyo e incentivos que se están desarrollando deben dirigirse explícitamente a las mujeres y las niñas, incluso dedicando más recursos a la infraestructura de atención. La economía formal sólo funciona subvencionando el trabajo de cuidados no remunerado de las mujeres.
Al salir de la crisis, debemos allanar el camino hacia un futuro basado en la inclusión, la sostenibilidad y la sustentabilidad. Hago un llamamiento a todos los líderes para que adopten seis pilares clave:
En primer lugar, garantizar la igualdad de representación, desde los consejos de administración de las empresas hasta los parlamentos, desde las instituciones de enseñanza superior hasta los organismos gubernamentales, mediante medidas especiales y cuotas;
En segundo lugar, dedicar importantes recursos al desarrollo de una "economía de los cuidados" y a la provisión de protección social, así como redefinir el producto interior bruto para destacar e integrar el trabajo doméstico.
En tercer lugar, eliminar las barreras que impiden la plena integración de las mujeres en la economía, entre otras cosas mediante el acceso al mercado laboral, los derechos de propiedad y el crédito y la inversión específicos;
En cuarto lugar, la eliminación de todas las leyes discriminatorias en todos los ámbitos, desde las relacionadas con los derechos laborales y de la tierra hasta las relacionadas con el estatuto personal y los recursos contra la violencia;
En quinto lugar, la adopción por parte de cada país de un plan de respuesta de emergencia destinado a combatir la violencia contra las mujeres y las niñas, y su aplicación mediante la aportación de la financiación, las políticas y la voluntad política necesarias para abordarla;
En sexto lugar, cambiar las actitudes, sensibilizar al público y condenar los prejuicios sistémicos.
El mundo tuvo la oportunidad de sacudirse generaciones de discriminación sistémica arraigada. Ha llegado el momento de construir un futuro de igualdad.